
Quise darle a mis hijos lo que yo nunca tuve, entonces comencé a trabajar catorce horas diarias. No había para mí, sábados ni domingo; consideraba que tomar vacaciones era locura o sacrilegio. Trabajaba día y noche y mi único fin era el dinero, no me paraba en nada para conseguirlo...
¡Quería darle a mis hijos lo que yo nunca tuve!
Lo interrumpió alguien:
__ ¿ Y lograste lo que te propusiste?
__ ¡ Claro que sí !... Contestó el hombre.
Yo nunca tuve un padre agobiado, hosco, siempre de mal humor, preocupado, lleno de angustias y ansiedades, sin tiempo para besarme, acariciarme y jugar conmigo o darme un consejo cuando más lo necesitaba.
... Ese es el padre que yo les dí a mis hijos... ¡Ahora ellos tienen lo que yo nunca tuve!
¿Qué es un papá?

Un papá es una combinación extraña de razón y sentimientos, es el que sabe decir no cuando es lo justo y sabe decir sí cuando es lo conveniente.
Un papá zapatea duro cuando cumple con su deber y anda de puntillas en la noche cobijando cuerpitos fríos. Es el único de la casa que persigue un ratón hasta atraparlo, así se muera de miedo por dentro.
Un papá es un higo que parece duro por fuera y es puro dulce en su interior, es un director de orquesta, es el constructor de un nido, es el maestro de la escuela de la vida. Los papás tienen la billetera llena de fotos, de tarjetas, de teléfonos, de citas, de compromisos, menos de dinero.
Un papá tiene mucho de mamá aunque tenga cuerpo de hombre. Si hay que cambiar pañales, los cambia, cuando el hijo llora, él es el refugio, cuando el hijo ríe, él es la compañía.
Ser papá es jugar en la vida el papel de rey, no de un reino; sino del amor, la comprensión y la razón.